LA MIRADA INVICTA.

La mirada invicta. Poesía

AUTORA: Gladys Abilar

OPINIÓN: STELLA MARYS TURBAY

LA MIRADA INVICTA, extraño título. Impactante. Fuerte. Me golpeó hasta las entrañas. Y al recorrer las palabras desgranadas en los versos puedo entender el por qué del mismo. Gladys lo eligió justamente para hacer un llamado al corazón, para movilizarlo desde la razón, desde el entendimiento y especialmente, desde el sentimiento. Así, mi corazón sangró de emoción al adentrarme en el significado de “lo invicto” y en la “mirada” desde adentro y desde la historia.

Mirar desde el alma es “ver”, es descubrir el interior de ese ser único e irrepetible llamado “hombre”, llamado “mujer”, llamado “niño”. Y es “ver” sin mezquinos errores, triunfantes en la adversidad y en la conquista, comprendiendo el auténtico sentido de la vida, sin perder el camino que nos conduce a la verdad porque en cada palabra se siente el amor y con cada palabra derramada en versos, se edifica el futuro desde las vivencias de todos los días.

Gladys ha elegido transmitir por medio de la palabra, todos los sentimientos que guardaba en su corazón y lo ha hecho desde su humanidad plagada de emociones donde se conjugan el dolor, la tristeza, la alegría, el gozo, la pasión para conservar los valores inmutables que hacen al hombre, camino a la perfección.

Llega al presente después de recorrer el sendero de su propia historia y de la historia de los que ama y la aman. No se aferra al pasado pero lo reconoce como parte importante de su presente. No lo ignora, se apoya en él, lo desgrana y lo rearma ingeniosamente con sutil y aguda inteligencia y se levanta con la fuerza de la ternura y una gota de etérea melancolía para inundar el alma de quienes nos extasiamos con sus palabras.

Gladys siempre nos sorprende. Puede ser un grito o un susurro, un canto o un lamento, una suave melodía o un himno pletórico de ricos acordes pero siempre apasionada, hurgando el espíritu, buscando el sentido de la existencia, elevando el pensamiento, mirando el cielo desde la tierra arada, caliente sin perderse en la añoranza de lo que fue o pudo ser. Y también puede ser las espinas de la rosa o los suaves pétalos de la humilde margarita.

“La Mirada Invicta” resume con exquisita prodigalidad, el arco iris de la vida.