DIARIO NACIÓN – RINCÓN GAUCHO

AUTORA: Gladys Abilar

GAMELEROS Y LA VENDIMIA RIOJANA

RINCÓN GAUCHO, FEBRERO 2016

Los gameleros constituyen una población de trabajadores golondrinas cuya imprescindibilidad en la época de las cosechas es un caso irreversible.

Se les apoda golondrina porque no tienen ocupación fija, se desplazan de una provincia a otra conforme a la temporada de cada cultivo, sea limón, manzana, naranja, caña de azúcar, aceituna, nuez, arándanos, tomates, pimiento, etcétera.

Si nos enfocamos en la vendimia, su tarea consiste en andar por los surcos, entre viñedos, con una “gamela” –especie de canasto de plástico colgado del pecho- para cortar los racimos de uva de la planta. Algunos lo hacen con tijeras, mientras los más duchos quiebran los racimos con las manos, hasta llenar su gamela con capacidad de 19-20 kilos. Esa carga es depositada luego en carros o camiones, a cambio de una moneda o ficha, que el controlador le entrega al cosechero. Últimamente se ha implementado el uso de la tarjeta electrónica, sistema eficaz y preciso, que suplanta a la clásica moneda o ficha. Al final de la jornada, cada hombre canjea por dinero, sus fichas, monedas o tarjeta que han quedado previamente registradas.

El oficio de gamelero es un trabajo temporario y cansador, bajo un sol franco y sin pausa. Demanda voluntad y empeño ya que las temperaturas en la época de las cosechas suelen ser elevadas y la tarea se realiza a la intemperie. Considerando la región de se trata, La Rioja por ejemplo, la cosecha se lleva a cabo bajo un sol abrasador. Los hombres suelen protegerse con gorras tipo pasamontañas, camisas de mangas largas, botas y guantes, ante el riesgo de ser picados o mordidos por abejas, avispas, arañas, serpientes y otras alimañas. Como contrapartida, el sacrificio rinde sus frutos ya que cada cosechador percibe un extra muy valioso que puede llegar a los 14000-15000 pesos por mes, con lo que equilibran los ingresos anuales. Algunos cosecheros desarrollan gran oficio y ello se refleja en la cantidad de fichas que recopilan.

Hay variedades de uva que son más laboriosas y requieren de mayor tiempo  para llenar una gamela, como son Malbec y Cabernet que tienen racimos pequeños, muy apretados, y pedúnculo corto, lo que dificulta el corte y separación de la planta. Estas variedades son delicadas y ante la presión y manipulación del racimo los granos se revientan perdiendo efectividad. En este tipo de variedades los gameleros perciben un plus en el precio de la gamela.

Otra opción en la logística de la cosecha consiste en utilizar carros con capacidad para 2.500 kg aproximadamente y tractores para cada carro. Las características de éstos varían según su tipo. Hoy existen dos métodos diferentes: con volquete, que puede ser hidráulico o manual y autoelevables a una altura de tres metros y volquete hidráulico. El carro es introducido al parral por un tractor viñatero que lo tira por la melga a medida que avanza la cosecha hasta que se llena, permitiendo a los trabajadores acceder al carro caminando pequeñas distancias. En cada pasada a lo largo de la melga se cosechan entre cuatro y seis hileras, tres o dos a cada lado de la melga por donde circula el carro. Los cosechadores recorren las hileras cortando los racimos de uva que luego depositan en gamelas de 20 kg. Cuando se llena la gamela se traslada hasta el carro para vaciar su contenido. Una vez lleno el carro, es transportado desde el interior del parral hasta el camión.

Recordemos que en la cosecha a camión, para cosechar 70 gamelas diarias un cosechador se traslada, según del rendimiento del parral, en promedio 8 kilómetros al día. Hay que considerar que la mitad de esa distancia la recorre con la gamela de 20 kilos al hombro, debajo del parral y pisando en suelo irregular. Por ello surgen así los métodos que hemos dado en llamar cosecha asistida.

A los efectos de alcanzar mayores rendimientos y efectividad es que se ha implementado la cosecha mecánica, con maquinaria específica que suplanta la mano del hombre, la cual reviste otros costos que están lejos de ser accesibles al común de los viñateros. A pesar de lo oneroso de este sistema, es el ideal, considerando las grandes dificultades que existen para conseguir cuadrillas de cosechadores. En los últimos años se ha presentado como un problema de difícil resolución debido a que el sistema está viciado por los planes sociales. Los gameleros se rehúsan a ser blanqueados -porque pierden durante la cosecha el plan de ayuda social, que para recuperarlo les llevaría 3 ó 4 meses sin cobrar- y, por ende, el productor “corre el riesgo de ser sorprendido en infracción”, quedando como alternativa dejar que la uva se pudra en la planta.