AUTORA: Gladys Abilar
Creo que todos, de una u otra manera, habremos librado una batalla interna antes de ponernos a escribir; qué significa esto, “poner en marcha el proceso creativo”.
Qué es el proceso creativo
Es el conjunto de etapas o fases que se desarrollan para poner en práctica la creatividad con el objetivo de resolver un problema o iniciar un proyecto. En resumen, es el desarrollo de generación de ideas.
Aunque el proceso creativo siempre ha estado asociado a disciplinas artísticas como la música, la pintura o el cine, éste se da en cualquier materia en la que haya que resolver un problema o sacar adelante un proyecto.
Veamos qué es la Creación: Consiste en la generación de nuevas ideas o conceptos, o la asociación de ideas y conceptos ya conocidos, que se podrían reciclar para adaptarlas a un nuevo proyecto, pero de una manera novedosa. Abarca todos los aspectos de la realidad y ramas del conocimiento. Arte, ciencia, técnica, trabajo.
La creación en la Filosofía Oriental es un tipo de descubrimiento que sucede a partir de la experiencia práctica. Cuestionarse, investigar y experimentar. En Psicología es una actividad de la imaginación. Es la capacidad de pensar de modo original e innovador, fuera de las pautas establecidas, encontrando distintas soluciones a un problema.
Creación vs. Intelecto. Según estudios científicos realizados, la diferencia entre las personas altamente creativas y las menos creativas no reside en el coeficiente intelectual. El Individuo creativo puede diferenciarse de los demás por ciertos rasgos de su personalidad. Si bien no se puede generalizar, hay rasgos reiterativos más o menos visibles: Introversión, necesidad de períodos de soledad, carencia de inversión de tiempo en “trivialidades”, tendencia intuitiva, búsqueda del significado abstracto del mundo exterior más que por la percepción sensitiva, independencia de las opiniones de los demás, alta capacidad de asociación, curiosidad, amor propio, autoestima.
Lo primero que nos preguntaríamos sobre la creatividad literaria es si el don de entrometerse en la mente del lector, propio del novelista y del poeta, nace o se hace. Hay una frase ilustrativa de Mario Vargas Llosa, en su obra Carta a un joven novelista, que explica: “Si no me equivoco en mi sospecha, una mujer, un hombre desarrollan precozmente en su infancia o comienzos de su adolescencia, una predisposición a fantasear personas, situaciones, anécdotas, mundos diferentes del mundo en el que viven y esa proclividad es el punto de partida de lo que más tarde podrá llamarse vocación literaria”.
La creatividad literaria, entonces, significa crear mundos nuevos. Es decir, el escritor consigue que donde antes “no había” -una historia, una descripción, una metáfora, un poema- ahora aparezca algo. Por ello, la creatividad literaria posee en sí misma algo divino, algo propio de los dioses, más allá del mundo de la razón. Albert Einstein afirma que “tener imaginación es más importante que tener conocimiento”.
La creación es la suma de dos aspectos, por una parte es instintiva, animal, espontánea. Por otra, es racional, esforzada, laboriosa. Los artistas no crean de la nada. La creación de la nada no es más que un espejismo. Utilizan leyes naturales. No se puede ser artista si no hay un esfuerzo de utilizar los medios, de aplicar la técnica. Como sostenía Rilke, el arte de escribir precisa paciencia, esfuerzo, a la par que inspiración.
Comencemos con la inspiración. Toda la obra literaria es fruto de una inspiración inicial, que posteriormente va a ser desarrollada, también a través de la inspiración. A todo ello se le aplicará esfuerzo, paciencia y técnica literaria.
Veamos el inicio de algunas obras literarias. Hay una inspiración en el momento inicial, hay algo novedoso y original en las primeras palabras de aquellas obras que actualmente son clásicos. Contaba Tolkien que, un día, corrigiendo exámenes, llegó a uno que estaba en blanco. Ante el papel vacío comenzó a escribir una frase “En un agujero, vivía un Hobbit…”. En ese momento no sabía, ni qué era un hobbit, ni como era el agujero. De esas dos frases salieron toda la saga de El Señor de los Anillos, pero esas frases iniciales, que él no había provocado, que le vinieron, hicieron surgir todo un mundo fantástico.
La segunda característica del arte de escribir es la desinhibición: dejar salir lo que hay en el fondo del espíritu del autor. Encontrar lo que uno ha llevado dentro largo tiempo y que, quizá por una serie de prejuicios, timidez y pudor se es incapaz de exponer. Si eso no se consigue, la obra creativa se transforma en algo pedante y forzado. Hay autores que solo han producido una buena obra, porque han logrado sacar fuera algo de sí mismos solo una vez. Hay muchos que forzados por las ventas, escriben novelas tipo best sellers, en las que la técnica domina sobre la creatividad. Hay muchos otros que están constreñidos por su propio conocimiento de la historia, o de datos de diverso tipo, y su producción no es más que un bodrio difícil de remontar. Para que una obra literaria sea realmente una obra de arte hay que llegar a lo instintivo, lo irracional y profundo, a la inspiración, y para ello hay que desinhibirse.
Cuando se habla de desinhibición se trata de soltar amarras, romper barreras psicológicas, para dejar salir lo que es propio e íntimo.
El Proceso Creativo según Graham Wallas consta de cuatro etapas, presentado en su libro “El arte del pensamiento” de 1926:
- Preparación.
Consiste en percibir y analizar la situación, así como de todas las circunstancias y dimensiones que influyen en ella. Es un momento con alto grado de excitación, en el que la persona se ve impelida a investigar, analizar, experimentar y probar diferentes posibilidades para resolver el problema.
Esta fase varía ligeramente dependiendo de si ya existe una idea vaga de lo que queremos contar o si estamos buscando una idea desde cero.
En el primer caso, supongamos que no tengo claro lo que quiero contar pero sí sé que me gustaría narrar una historia bélica. Entonces puedo llevar a cabo una etapa primitiva de documentación y recopilar información relacionada con el tema: libros, revistas, periódicos, exposiciones, películas, documentales, testimonios directos…
En el segundo caso, cuando todavía no existe nada, ni siquiera el tema de la idea, puedo hacer lo mismo pero sin restricciones.
- Incubación.
Conocida como fase divergente. Se trata simplemente de la interiorización del problema. Es un proceso interno e inconsciente que se produce en el hemisferio derecho de la mente y supone el establecimiento de nuevas relaciones. Es una etapa de gran incertidumbre ante la duda de si se conseguirá o no el objetivo propuesto.
Esta fase puede ser muy dinámica y estimulante ya que estamos empapados de imágenes, sonidos, palabras y todo lo que hemos encontrado en la búsqueda.
3- Iluminación:
Las ideas antes dispersas se unen presentando un todo ordenado y con enfoque. La solución surge de improviso, es cuando todo cobra sentido y queda claro.
Se trata de una fase de júbilo y entusiasmo, en la que el esfuerzo invertido obtiene su recompensa. Es la conocida fase Eureka!
- Verificación.
En esta fase se analiza, verifica y valida la solución adoptada. Tiene como consecuencia su abandono, o su adaptación para ser perfeccionada o su puesta en práctica.
Llegamos a La inspiración
Inspiración significa, literalmente, “recibir el aliento”, y tiene sus orígenes en el helenismo y la cultura hebrea. En el arte se asocia a un brote de creatividad irracional e inconsciente.
La Inspiración suele sobrevenir en el momento menos pensado: en un viaje, en la ducha, en un instante de ensoñación, o al asociar ideas recientemente percibidas por algún medio, o al compartir reflexiones y sentimientos con otras personas. Usualmente en esos estados de consciencia, las barreras que se oponen al inconsciente caen y se da rienda suelta a la fantasía y a la imaginación.
La Inspiración, en Grecia; supone que el poeta o artista alcanza un estado de éxtasis o furor poeticus, el frenesí divino o locura poética. El artista es transportado más allá de su propia mente y recibe los pensamientos de los dioses. Por lo tanto, las invocaciones a las musas y otros dioses poéticos son auténticas plegarias en busca de inspiración. Así aparecieron las musas como las diosas inspiradoras de la música y poesía, las artes y las ciencias.
La Inspiración en Psicología; Edward Young desarrolló la base de una formulación romántica de la inspiración. Él decía que el genius es “el dios interno” del poeta al cual le provee la inspiración. Genius era una fuente de inspiración inexplicable, posiblemente espiritual y posiblemente externa. Sigmund Freud ubicó a la inspiración en la psiquis interna del artista, producto de un conflicto psicológico no resuelto o de un trauma de la niñez. Freud veía a los artistas como seres especiales, y con heridas profundas. La inspiración no puede existir en el vacío completo. Ésta proviene del bagaje de conocimientos y vivencias previas. Por lo tanto es un proceso mental que parte de la experiencia. Pero sin el procesamiento interno, hasta ahora inexplicable, tampoco puede suceder.
¿Cuándo sobreviene la inspiración? Ante situaciones como cambiar de aires, viajar, vivir nuevas experiencias, salir de la rutina, conocer gente nueva, disfrutar de una obra artística, enamorarse, entre otras.
¿Es sólo un proceso mental? ¿La inspiración puede ser sólo fruto de las conexiones cerebrales entre neuronas? La inspiración no es matemática, predecible, ni determinística. O sino las computadoras podrían crear arte. Muchas veces percibimos que las palabras no son nuestras, que lo que escribimos va más allá de nuestras capacidades humanas. ¡Es más, releemos tiempo después nuestros textos y nos asombramos de la calidad descriptiva y cohesión de lo narrado, sintiendo prácticamente que no fuimos nosotros los que escribimos todo eso!
El oficio de escritor es un acto solitario. Requiere de absoluta introspección y abstracción. El escritor se encuentra desnudo ante el mundo y se arma de elementos que empezará a tomar de la realidad circundante y de su propio bagaje. Y comenzará a lidiar con la imaginación, tan escurridiza como magnética, deslumbrante, provocativa, tan imprescindible como impredecible. Es difícil lidiar con “La loca de la casa”, como le llamaba Santa Teresa de Jesús (Rosa Montero). La inspiración es la quintaescencia del proceso creativo.
Por último, dice Vargas Llosa ¿Qué origen tiene esa disposición precoz a inventar seres e historias que es el punto de partida de la vocación de escritor? La respuesta es: la rebeldía.